Reseña: "Hora de junio y Práctica de vuelo" de Carlos Pellicer.


Por: Osiris C. López @abundarte

Este título editado por el Fondo de Cultura Económica (FCE) en 1984 reúne dos libros de poemas de Carlos Pellicer publicados originalmente en individual: Hora de junio (1937) y Práctica de vuelo (1956). Así, mi primer impresión al terminar la lectura fue el preguntarme el porqué de la decisión de editarlos como un sólo título. En estos 5 puntos exploro esa inquietud.

1.- Hora de junio es un entusiasmante recorrido por la naturaleza física del mundo; los mares, el trópico, el calor, los árboles, la selva, etc. Toda evocación del mundo natural llama la atención del poeta tabasqueño; sin duda su cuna guía su mano cuando escribe, al mismo tiempo que se obliga a no olvidar su lugar de nacimiento nos regala un vistazo fugaz pero cálido del lugar tropical donde creció.

2.- Práctica de vuelo es un conjunto de poemas religiosos; por momentos la lectura de los sonetos que conforman el poemario pueden trasladar al lector bajo el resguardo de una imponente iglesia: así de incisivos y directos son los poemas de Pellicer, no pretende ocultar su catolicismo, al contrario. Poemas a Jesucristo, poemas a la Virgen María, Poemas a la tierra santa escritos desde tierra santa.

3.- Un aspecto que me fascinó de Hora de junio es como le escribe al agua; agua en el mar, agua de río, alusiones marítimas que invitar a navegar en su poesía, casi puedes sentir como nadas en su letras que son agua; bello homenaje al agua, y por eso digo que su cuna guía su mano al escribir: Tabasco tierra rodeada de agua inspira al escritor y le infunde material a su imaginación.

4.- Tal vez el hecho de que no soy precisamente una persona devota hizo que no me sintiera conectado con sus poemas religiosos, sin embargo, cuando habla de la carne de Jesucristo, o del dolor de María, puedo crear un vaso comunicante con su trabajo: yo mismo soy carne y hay una madre que reza por mi cada día. Son sonetos la forma favorita de Pellicer para entregar su poesía religiosa, al menos en este título; quizás en homenaje a cómo se hacía poesía sacra en antiguos días.

5.- Intentaré responder la pregunta que me surgió al terminar el libro: ¿por qué editar en un mismo libro dos títulos con temáticas aparentemente desconectadas? Mi respuesta es que quienes decidieron hacerlo entendían que para Pellicer lo divino es también naturaleza, y al revés, la naturaleza es divina: Jesucristo es ríos de sangre y dolorosa plantación de carne; su cuerpo es el reservorio del espíritu sagrado. Y la naturaleza es eso también; por la tierra corren los ríos, la sangre del mundo: sangre y agua alimentan ya sea a la tierra, ya sea al cuerpo divino, y en ese intento Pellicer nos regala poesía.

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