Ave de metal desconocido.
Confieso que desde chiquito he anhelado encuentros del tercer tipo aunque me aterraba la idea de concretar uno. El cielo oscuro siempre me sedujo, esa oscuridad se me presentaba como un lienzo infinito, ahí podía verter las ideas que me sugerían libros y películas, esas ideas se resumían en una sola; la vida extraterrestre. Crecí en un pueblo pequeño, mi casa era única debido a su tejado, un día un temblor sacudió las tejas quebrando algunas y descomponiendo el orden de todas, así aparecieron agujeros en el tejado, aquella noche me vi iluminado por la luna, ahí comenzó la intriga por las luces que se movían en el cielo y que inspiraban extrañeza y confianza, pensé que ese espacio exterior albergaba más que pedazos enormes de roca suspendidos en la nada. Se lo conté a mi papá, Él dijo que era ficción y que esos objetos eran sólo pájaros. -¿A poco los pájaros tienen luz?- le pregunté. -Los pájaros son muy listos, tal vez no propia pero logran reflejarla.- dijo. -Eso hacen las estre...